Los neumas, en un principio fueron unos signos musicales que no indicaban realmente el sonido sino solamente la dirección de la melodía, es decir, si ésta era ascendente o descendente.
Existe una teoría sobre el origen de los neumas en la que se
dice que derivan de los acentos gramaticales del griego y del latín, pues son
estos los que sirvieron de modelo a los neumas primitivos como puede observarse en la ilustración que
aparece a continuación.
Los neumas que no se
escribían entre líneas y que por lo tanto, por esta razón, no expresaban o
determinaban con claridad los sonidos, son conocidos con el nombre de: “neumas en campo aperto”.
Eran en realidad signos que se colocaban sobre cada sílaba
del texto y servían de guía para recordar la melodía que debía ser cantada y
que pertenecía a un repertorio conocido
de antemano.
El apostrofo y sobre todo el trigón
sólo se han utilizado en campo aperto, es decir; no han sido utilizados sobre líneas
y no han evolucionado como los demás signos que aparecen en la ilustración que precede
a este párrafo no teniendo trascripción en
la escritura cuadrada.
Los neumas, además de
no indicar la altura relativa de los sonidos, tampoco indicaban el ritmo de la melodía, solo mostraban el sentido o la
dirección que debía tener la línea melódica. Así virga indicaba ascenso hacia
el agudo, el punctum, el descenso hacia el grave, el clivis un ascenso seguido
de un descenso… etc.
La notación neumática al escribirse en “campo aperto” era
deficiente en cuanto al modo de representar gráficamente la altura o tono de
los sonidos ya que en este tipo de escritura no se hacía referencia alguna a
ningún sonido base o a cualquier tipo de seriación sonora o escala.
Este tipo de notación neumática fue evolucionando llegando a expresar con mayor
exactitud los sonidos pues los “neumas en campo aperto”, los que se escribían
encima del texto, los que no expresaban con
claridad los sonidos, fueron dejando
paso a los que se escribieron más tarde entre líneas, conocidos como “neumas en
campo cerrado”. Estos últimos al llegar
a escribirse en un tetragrama y gozar de la utilización tanto de las claves de
Fa en su tercera línea y la de Do en su 2ª, 3ª y 4ª línea, si llegaron a determinar
con exactitud los sonidos.
La culminación de este proceso evolutivo fue lenta; así en el siglo X, y sobre todo en el XI,
comenzaron a usarse líneas para señalar con cierta exactitud la altura de los
sonidos musicales. Al principio una línea roja trazada sobre el pergamino
señalaba el sonido Fa y servía como referencia para los demás sonidos. El
origen de esta línea roja partió de la línea horizontal marcada a punta seca,
sin tinta, que los copistas de algunos monasterios utilizaban para indicar la
nota principal o tónica de las melodías. Luego se añadió una segunda línea de
color amarillo que representaba un DO y, finalmente ya en el siglo XI, el monje
benedictino Guido D´Arezzo (995-1050) añadió otras dos líneas más, creando el
tetragrama o pauta de cuatro líneas.
Para ampliar conocimientos sobre algunas de las aportaciones
que realizó este monje en el plano musical podéis consultar: http://elinquietojubiladocristobal.blogspot.com.es/2013/09/el-himno-san-juan-bautista.html
Los signos de pausa que aparecen en la ilustración inmediatamente
anterior, son originados por la estructura del texto y son los que en ella expreso:
La línea divisoria que cruza sólo la cuarta línea. Llamada
línea divisoria mínima o linea de final de inciso, es la que separa los
incisos o partes mas pequeñas en que se
divide el texto y no implica respiración.
La línea divisoria menor o línea final de miembro de frase. Es la que cruza la segunda y tercera línea
del tetragrama y separa los miembros de frase. Cada miembro de frase está compuesto por dos
incisos. La línea divisoria menor implica casi siempre respiración.
La línea divisoria mayor o línea final de frase. Es la que cruza las cuatro líneas del tetragrama, separa
las frases y obliga a respirar.
La línea divisoria doble o línea final de pieza o partitura. Es la que se utiliza para el final de la
composición y tiene sentido conclusivo.
El guión o nota pequeña que se coloca al final del tetragrama
sirve para indicar la nota por la que va
a comenzar el siguiente como podéis observar en la ilustración que aparece a
continuación.
Los neumas, constituyen un sistema de notación musical que
se empleó durante cinco siglos: los siglos IX, X, XI, XII y XIII, y, que durante todo ese tiempo, estos signos, fueron
evolucionando en cuanto a su grafía y a su colocación. Así en manuscritos del
siglo XII, no sólo aparece en sus páginas la línea marcada con grafito o con tinta
roja, sino que en algunos códices se coloca al principio de las partituras
cuando están escritas sobre un tetragrama, un signo o clave, tanto de “do” como de “fa”, que fija la
colocación de una nota en una de sus líneas.
Curiosamente, no existía una norma generalizada para usar un
número exacto de líneas, y en algunos manuscritos se pueden ver pautas de
cuatro, cinco, seis y hasta diez líneas; la implantación y generalización del pentagrama y de la notación redonda o actual
será tema para otro artículo.
Lo expresado en esta entrada está desarrollado a un nivel elemental para que pueda ser utilizado en Educación Musical con alumnos del último curso
de primaria o primero y segundo de
secundaria obligatoria
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