Nada nuevo bajo el sol. Las decisiones políticas y los
continuos cambios legislativos que han venido sucediéndose en los últimos 44
años, entiéndase desde 1970 hasta
nuestros días, han llenado nuestro
vocabulario de acrónimos y fechas como:
LGE (1970), LODE (1985), LOGSE (1990),
LOCE (2002), LOE (2012), LOMCE
(2013) queriendo aparecer cada uno de ellos ante la opinión
pública, como la gran solución entre otras al fracaso escolar y a los retos no conseguidos con anterioridad.
El último cambio legislativo se implanta al año siguiente de
haber puesto en marcha el anterior, haciendo oídos sordos al clamor popular en
contra de éste nuevo cambio, que aumenta aún más la carga burocrática que tiene
que realizar el profesorado desde que en estos cambios aparece la connotación
de calidad.
Ante lo expuesto hasta el momento nos surgen muchas preguntas
de las que entresaco las siguientes:
¿La calidad consiste fundamentalmente en rellenar papeles
para presentar a la administración?
¿Cuanto más papeles rellena un profesor hay más calidad en la enseñanza?
¿El objetivo de este papeleo aparte de un control de la Administración
reporta más beneficios?
¿El sello de calidad lo obtiene un Centro cuando todo el
profesorado incluida la dirección presenta todos sus papeles en regla?
¿Obtienen los Centros respuestas a toda esta burocracia en
recursos, medios, material… o todo el papeleo queda archivado sin más?
O por el contrario; si prescindiéramos de tanto papeleo y
tantas reuniones que quedan muy bien de cara a la galería y se dejara trabajar con el niño al
profesorado ¿No obtendríamos mejores resultados y disminuiríamos las cotas de abandono y fracaso escolar en el que nos hallamos
inmersos?
¿Damos tiempo a valorar un proyecto educativo?
Son durante este periodo seis cambios legislativos los que
han tenido lugar con una durabilidad entre 2 y
12 años cuando cualquier proyecto
educativo requiere al menos 25 o 30 años
para que pueda ser valorado y poder determinar su calidad y eficacia. A lo sumo, en la primera década de su implantación
deberán hacerse algunos retoques debido sobre todo a los cambios sociales que
poco a poco se van sucediendo u a otras razones.
Tanto cambio no es bueno para nadie; Ni para los profesores
que necesitan que las metas y objetivos sean más estables. Ni para los alumnos, que dependiendo del cambio legislativo, se les presentan las asignaturas del
currículo con diferentes categorías e importancia debido a su supuesta utilidad
futura y que viene reflejada sin lugar a dudas en los horarios. Ni a los padres y a la
sociedad en general, a los que se vende también la importancia de unas asignaturas en detrimento de otras, sin
profundizar en la felicidad y calidad humana que algunas de las castigadas
pueden aportar a sus hijos
La mengua o supresión en los horarios de algunas asignaturas
con estos cambios legislativos bien por
recortes presupuestarios, por ampliación horaria de las materias consideradas
fundamentales, por escasez de medios o por no
disponer de un espacio adecuado dentro
de esos horarios, ha contribuido a que algunas asignaturas, sobre todo las artísticas, el profesorado que
las imparte y el alumnado que las demanda, hayan sido los más perjudicados.
Todo esto no hace mas que poner de manifiesto lo que desde
muy antiguo viene sucediendo en educación..
Corrientes pedagógicas.
La pedagogía, a lo largo de la historia, desde los griegos,
ha navegado entre dos corrientes.
Las dos corrientes persiguen una meta final distinta aunque
para cualquier observador esta meta final en ambas corrientes de pensamiento,
es distinta sólo en apariencia.
Atendiendo a estas dos corrientes podríamos formular la
siguiente pregunta:
¿La meta final de la educación es la formación de la
personalidad o la preparación para la vida?
Una de estas corrientes la podemos condensar en que la
educación tiene como meta final la formación de la personalidad de los
educandos; pone el énfasis en el ser. Es una formulación personalista.
La segunda corriente responde a que la educación ha de preparar a los
educandos para la vida; se inclina por el saber hacer. Es una formulación utilitarista.
Ambas corrientes han tenido numerosos seguidores en todas las
épocas y han contado entre sus impulsores con personalidades de renombre.
La corriente personalista.
La corriente personalista tiene entre sus propulsores a lo
largo de la historia a hombres de gran peso específico como Sócrates, Rousseau
o Pestalozzi, que defienden la libertad e independencia de la personalidad
humana contra los prejuicios y las exigencias sociales
Para iniciar un conocimiento
más profundo sobre este filósofo podéis consultar: http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3crates#mediaviewer/File:Socrates_Louvre.jpg
Otro pedagogo importante dentro de la corriente personalista que pone un gran énfasis en la formación de la personalidad, fue Pestalozzi.
Para profundizar algo más sobre este pedagogo suizo, podéis
consultar: http://es.slideshare.net/lauranavaslopez/pestalozzi-6288233 o bien en http://en.wikipedia.org/wiki/Johann_Heinrich_Pestalozzi
Todos ellos anteponen los valores del espíritu a cualquier
otra consideración. Defienden el derecho
que tiene el educando a una
formación de su personalidad.
Esta corriente personalista, valora la inclusión de
disciplinas artísticas entre las que se
encuentra la música convencidos de su fuerza formativa y sobre todo como medio
de educación ética y estética.
Podéis también profundizar si os apetece sobre Rousseau, que en su novela "Emilio" expresa pensamientos filosóficos sobre la educación en http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Jacques_Rousseau
Ya en la
Grecia clásica que se preocupaban por formar en los
individuos un ideal de belleza y desarrollar su sentido ético, se dio un lugar
destacado a la educación musical.
La corriente utilitarista.
La otra corriente, la utilitarista, defiende la conveniencia
de preparar al educando para que sea capaz de responder a las exigencias que la
sociedad le demande. Estos vaivenes y exigencias irán surgiendo en el medio
sociocultural y económico en el que el educando se desenvuelve.
El saber hacer de estos se traducirá en respuestas que deberán ser inmediatas con estrategias a
aplicar adecuadas al momento.
Lo importante de esta corriente utilitarista consiste en
adquirir los conocimientos para que de un modo claro y seguro permita al
educando defenderse y salir airoso en la dura lucha de la vida económica y
profesional.
En el plan de estudios se limita exclusivamente a lo
económicamente útil. Todo esfuerzo formativo que se salga de lo anteriormente
expuesto se rechaza; es un lujo innecesario.
Este tipo educativo es netamente utilitario. Garantiza éxitos
en el plano material y social y
subordina los intereses personales a los de la producción económica
Adquiere su mayor impulso en el racionalismo y enciclopedismo
del siglo XVIII, en el pensamiento educativo de Herbart y seguidores durante el
siglo XIX y que pervive en el pragmatismo norteamericano del siglo XX y lo que
vivimos del XXI.
Para conocer más sobre
las ideas pedagógicas de Herbart podéis consultar http://es.slideshare.net/krnrdz/aportes-a-la-educacion-de-johan-friedrich-herbart-y-john-locke o bien aclarar algunos aspectos de su vida y
obra en http://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Friedrich_Herbart
Por supuesto esta corriente margina de los planes de estudio
los contenidos estéticos por inútiles e innecesarios.
El modelo mixto suma valores.
Considero que los planes de estudio no deben en el reparto
horario de asignaturas favorecer a una corriente en detrimento de la otra.
Preparar para la vida no debe ceñirse sólo y exclusivamente a
los valores profesionales y económicos desdeñando todo lo demás sino que debe
añadirse a éstos, la preparación para lo ético, para lo artístico, para lo solidario y
humanitario… pues son valores que el hombre actual necesita para vivir en sociedad.
Para que la sociedad
no sea una selva en donde todo vale para triunfar y destacar, y, en donde no se
tiene en cuenta ni el medio natural ni la degradación que hacemos del
mismo movidos por intereses económicos egoístas sin tener en cuenta al hombre.
Despertar en los individuos un sentido estético, creativo y
crítico capaz de emocionarse y alegrarse o por el contrario entristecerse ante los logros o fracasos de sus semejantes,
no se logra sólo con una disciplina férrea que garantice con el estudio el
éxito profesional y económico por encima de una serie de valores que embellecen
el espíritu y satisfacen los intereses personales.
El ser necesita una formación mejor; más completa y humana. Debemos
tender a una formación integral; es decir, en todos los aspectos. Cuanto mayor
sea ésta, habrá mucha más empatía, y estaremos más en sintonía con el medio
ambiente y con nuestros semejantes, disfrutaremos de la naturaleza y de todo lo
bello que en ella podemos encontrar..