domingo, 11 de mayo de 2008

Miscelánea de una década. De Mairena del Aljarafe a Pruna.











En el año 1971, en el Colegio Aljarafe durante el primer año de su funcionamiento, los alumnos de párvulos gozaban semanalmente de un módulo de 30 minutos que se dedicaba a ponerlos en contacto con la educación musical. El hecho de que viniese un profesor especialista, dedicado sólo y exclusivamente a impartirles esta disciplina rompía la monotonía diaria y daba a estos contactos un marcado interés y excelente respuesta por parte de los alumnos a los que se aplicaba. Además de a este grupo de párvulos, se hizo extensivo a los alumnos que pertenecían a los cursos desde 1ª a 5º de la única línea habilitada de Educación Primaria que por aquel entonces funcionaba en dicho Centro.
Todos estos contactos con esta nueva disciplina, se hacen notar y se traducen en una serie de acontecimientos y fiestas escolares en las que estos alumnos participaban actuando como solistas o como componentes de una pequeña orquesta escolar.
En el Colegio Público la Inmaculada de Pruna (Sevilla ) ya en el Año 1981 los alumnos de 4º y 5ª de la por aquél entonces E.G.B, no sólo representaban obras teatrales o hacían números de bailes, sino que también las musicalizaban interpretando pequeñas partituras escritas exprofeso para estas pequeñas obritas con sus instrumentos escolares. De esta forma se huía de las consabidas cintas magnetofónicas, casetes o discos para el montaje de los fondos sonoros. Que duda cabe que para ello se necesitaba utilizar horas extraescolares. En definitiva mucho tiempo y muchos ensayos, la colaboración de los padres, la también inestimable colaboración de los propios alumnos y varios maestros volcados en todo esto para con mucho trabajo y dedicación ejercitar a los alumnos en las distintas representaciones que a lo largo de un curso da tiempo a montar en cualquier Centro escolar. Después, tenía lugar una puesta en escena, con todos los números preparados y en los que participaban la mayoría de los niveles. Pequeñas obras de teatro, actuaciones diversas como monólogos, números cómicos, grupos de baile... y, una fiesta fin de curso en el que los alumnos, padres y profesores disfrutaban del trabajo realizado.
En el sueño del Arlequín, pequeña obra infantil de mímica en la que el alumno protagonista, después de despertar, bostezar y desperezarse, queda extasiado ante la visión de un escaparate de juguetes mecánicos, muestra durante su actuación con reiterados y exagerados gestos, su sorpresa al tomar conciencia del lugar en el que se encuentra. Observa los juguetes uno a uno, se acerca, los toca y les va dando cuerda quedando maravillado con cada uno de ellos durante el tiempo en que cobran vida por efecto de la cuerda que les ha dado y que la orquesta de niños que musicaliza y produce los efectos, consigue emular haciendo sonar una matraca cada vez que el Arlequín gesticula y con mímica dinamiza dicha acción. Después con sus movimientos mecánicos mas o menos ágiles, al son de una melodía ejecutada y acompañada por los propios alumnos, cada juguete cobra vida, se mueve hasta que agotada la cuerda, se ralentiza y vuelve a estar como al principio; inmóvil, al acabar la música que le ha acompañado durante su desplazamiento. Permanecen en un lugar del escenario, ocupando como cualquier ser inerte, un espacio, como lo que son; objetos lúdicos abandonados, quietos. Unos juguetes, quedan como desperdigados en el escenario; otros, hacinados con otros juguetes del escaparate y algunos de ellos totalmente aislados. Así, el Arlequín, va pasando por todos dándoles vida; es decir, movimiento. Con esta tarea, va disfrutando y haciendo aspavientos mientras los acompaña con pasos elásticos al observar la mecanicidad en sus desplazamientos y la gesticulación robótica que realiza cada uno de ellos.
Dicha escena queda inmortalizada en una de las fotografías que ilustran este artículo. Se cuida con todo esmero el decorado, la colocación de los actores, el vestuario que se luce, la luminotecnia y, por lo novedoso en aquellas fechas del grupo musical de viento y percusión Orff, formado e integrado por alumnos, se les da un lugar dentro del escenario. De esa obra mímica os muestro también el guión melódico que he rescatado entre mis papeles y que ejecutaban los niños con las flautas sopranos así como con los metalófonos contralto y bajo utilizando los mazos blandos a los que se añadía la mediana y pequeña percusión (claves, caja china, maracas, matraca, bongóes, caja, bombo y plato). Escondidos entre las bambalinas estaban tanto el profesor que hacía de director escénico como el que dirigía a la pequeña orquestita.
Para conseguir todo esto no sólo participaron alumnos y profesores en los ensayos y en la fabricación de los decorados, sino que tuvo una gran importancia la colaboración de los padres y sobre todo las madres que confeccionaron y atendieron a las necesidades que generaba dicho montaje en cuanto a vestuario.
Como podéis observar en las ilustraciones con que se inicia este artículo, las partituras se van confeccionando paso a paso con los alumnos cuando éstos las van dominando. Así como primera ilustración aparece la partitura del guión melódico con todas las ligaduras de expresión y matices que habremos ido añadiendo a medida que la hemos ido trabajando para perfilar en ella hasta los últimos detalles.

4 comentarios:

Paez de Pruna dijo...

Gracias, desde Pruna. Todavia recuerdo la flauta con se envoltorio de plastico verde y su palito negro con la esponja cilindrica para limpiarla.

El Inquieto Jubilado Cristóbal dijo...

Gracias a ti por rememorar en tu comentario esa pequeña herramienta musical,la flauta dulce o de pico, que sin duda ha aportado en tu formación junto con el resto de disciplinas, tu apertura al mundo de la sensibilidad, el color y la luz. Sigue con tu arte. Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Que gran alegría encontrar este blog. Que de recuerdos e imágenes me han venido de golpe. Que sorpresa ver mis poesías en el periódico del colegio en el que me recuerdo colaborando en su edición junto con Isabel, Dani..Muchas gracias maestro por todos los años dedicados. Que sepas Cristobal, que gracias a tí la música sigue siendo una de mis actividades favoritas, de hecho aún toco un poco la flauta de mis hijas.
Muchas gracias y un fuerte abrazo.

Remedios León García

El Inquieto Jubilado Cristóbal dijo...

La alegría es mutua Remedios. Tú por la evocación de esos recuerdos y yo por haber tenido la suerte de dar con alumnos que voluntariamente han participado y colaborado sin interés alguno en todas las actividades que durante aquellos años se han propuesto.Con todo mi cariño,un fuerte abrazo.