sábado, 1 de diciembre de 2007

¿Música en Mairena del Aljarafe en un Colegio Público?









"Mi agradecimiento al claustro de profesores del que tuve la fortuna de formar parte y que adelantándose a su tiempo permitió la instauración de la asignatura de música en el “Colegio Público Guadalquivir” en la primera mitad de la década de los 80. Hago extensivo este agradecimiento al Ayuntamiento y en especial a la Concejalía de Educación por su apoyo y aliento que puso en manos de los alumnos un material que les hizo más felices y sin el cual no hubiese sido posible la labor tal como se llevó."

Se cumplieron 25 años yo diría que de labor incansable y asistí a esa celebración, a ese reencuentro entrañable entre profesores y alumnos y lamento no haber encontrado en su día la documentación suficiente para aportar otro grano de arena más para así ayudar a contar la historia de este Colegio. Para algunos como yo, “Colegio Público Guadalquivir” hoy día, “Centro de Educación Infantil y Primaria Guadalquivir”

Dos años después de esta celebración, en el sosiego de la jubilación he encontrado material y recordado algunas de la muchas cosas que sucedieron y pido excusas si al contarlo desde mi óptica sumerjo en el olvido actuaciones loables de compañeros que sin lugar a dudas participaron activamente en consejos de Dirección, claustros interminables, reuniones de nivel y de etapa, talleres, mientras atendíamos al desarrollo normal de las asignaturas del currículo, que simultaneábamos con la preparación para participar con nuestras respectivas clases en la fiesta de Navidad, la del Carnaval, el día de Andalucía, la fiesta del libro, la fiesta de la primavera, la fiesta fin de curso y encima aunque suene a chanza, innovábamos cada uno en nuestras clases dentro de las asignaturas que impartíamos repartiendo entre otras cosas, mucho cariño, una gran dedicación y una fe inquebrantable que nos daba no se de donde las energías necesarias para llevar a buen fin todo este entramado.

Desde mi óptica contaré lo que con más intensidad viví en primera persona y os describiré o más bien haré una aproximación de como eran mis clases.

Si, fuimos el primer Colegio de la Zona en el que se impartió música en aquellos años y aunque no en todas las aulas por imposibilidad horaria, si se abarcó en un primer intento a los cursos de segunda etapa; los consabidos 6º, 7º y 8º de la extinta E.G.B. Mas tarde fuimos abriendo el abanico y los quintos, cuartos, terceros y segundos fueron añadidos a esta experiencia.

Se dio la paradoja de que a pesar de ser el primer Colegio de la Zona en impartir esta asignatura fue el último en conseguir la habilitación para dar música y por supuesto donde más tarde en lo que a tiempo se refiere, ya no pertenecía a él, cuando se procedió a crear la plaza de profesor especialista en esta disciplina.

Yo que tantas horas invertí en esta labor no tuve la dicha de ser considerado el profesor de música de ese Centro con carácter oficial. Sin embargo, conté en aquellas fechas con el beneplácito de todos los compañeros y de la comunidad educativa y por acuerdo del Claustro comencé a trabajar con los alumnos esta asignatura.

A pesar de mis ruidosas clases en el horario lectivo, trabajando unas veces con los instrumentos corporales e inundando el ambiente de golpes en las mesas, frotis de manos, palmadas, pitos, patadas contra el suelo… Otras, utilizando también la pequeña y mediana percusión: golpeando claves y cajas chinas, agitando maracas, sistros, trabajando con la caja, bombo, bongoes en las polirritmias y sobre todo cuando después de las lecturas medidas, los alumnos entonaban la lección a viva voz o incidíamos sobre la independencia de las mismas en cannon y terminábamos con la flauta, ningún compañero puso el grito en el cielo o manifestó su malestar a pesar de los pitidos que surgían a veces de las 33 o mas flautas que podían sonar en una clase.

Si se quejaban por la reciente demostración de los buenos pulmones de que los alumnos habían hecho gala, o de los repiqueteos rítmicos que afectaban mucho más a las aulas del piso inferior, estas quejas eran en un tono de cordialidad, de buen saber estar y mucha sorna cuando en plan de guasa alguno de los más afectados o de los menos, tiraba píldoras contra estas clases que por ruidosas y bullangueras a este tipo de bromas, en los descansos entre los “profes”, se prestaban. También cómo no, debo hacer alusión al cuartito de los instrumentos, pequeña estancia de unos tres metros cuadrados, en el que se guardaban todos éstos además de los atriles, juegos de flautas, baquetas, mazos de repuestos, las carpetas de las partituras, material para la construcción de instrumentos... etc. del que me sentía orgulloso y en alguna ocasión había mostrado a quienes de fuera se interesaban por lo que con respecto a esta disciplina se hacía en el colegio y que también entraba a formar parte de los ya mencionados comentarios jocosos.

Con una actitud cariñosa y comprensiva, mis compañeros, soportaban estar en un aula próxima, sabiendo lo que les caía encima, comprendiendo y aceptando el barullo, la escandalera. Si algunos por suerte o mas bien por mala suerte en la confección del horario durante todo un curso caían al lado pared con pared o sólo separados por el escaso metro y medio del pasillo o por qué no en el piso inferior separándonos solo el suelo que pisábamos que es techo que cubre a los de abajo, podían alegrarse cuando el programa que había que impartir no hacía la clase tan bulliciosa ya que tocaba ese día, control, audición musical o bien taller de construcción de instrumentos. ¡Menos mal que por regla general era una clase a la semana!

Los alumnos construían instrumentos musicales que más tarde exponían en algunas de las celebraciones sobre todo en la fiesta fin de curso. Estos instrumentos se guiaban en las clases y se terminaban en casa con elementos muchos de ellos de desecho. Entre estos, estaban los claves, sistros, pitos de carnaval, flautas traveseras, flautas de pico, liras, simarras o concertinos, Râbabs, Flautas de balsas o Siku, Kenas, cajas rítmicas…etc.

Cuando se introducía nuevas figuraciones, nuevo temario con una nueva lección, que se estudiaba trabajando el esquema rítmico, pasando después por la lectura medida y entonada hasta ejecutarla a la flauta, que por complicada para el alumnado en ese momento teníamos que repetir hasta la saciedad para dominarla a la vez que desarrollábamos entre otras cosas, el esquema corporal, la lateralidad, el sentido rítmico, la atención, el conocimiento sobre la notación musical, la lectura medida... etc. Estoicamente me aguantaban.

El repertorio para la orquesta Orff del Colegio, o de nuestro consor de flautas a cuatro voces se trabajaba casi diariamente y para que los alumnos que participaban se estimularan, lo ensayábamos con fines específicos: para actuar cara al público, en otros Centros, en las comuniones de la Parroquia, en el Centro Cívico o en las fiestas que a lo largo del curso por uno u otro motivo se celebraban. Musicalizábamos pequeñas obras de teatro, comparsas o murgas de carnaval… tal era la actividad y con tal agrado los alumnos la realizaban, que sin forzarlos hasta acudían en los recreos.

Doy las gracias a las madres y padres de alumnos que colaboraron en los desplazamientos que efectuó nuestro consor de flauta a cuatro voces para efectuar demostraciones en los cursos de perfeccionamiento del profesorado celebrados en Centros de las localidades de Pilas y Umbrete. También tuvimos la inestimable ayuda de algunos padres en las actuaciones de la orquesta del Colegio no sólo en el propio Centro sino, en salones de actos de Centros de la localidad y de localidades próximas como: San Juan de Aznalfarache o de la propia zona como el colegio del Valle, Escuela Maternal e Infantil de Mairena del Aljarafe, Parroquia del Espíritu Santo y Centro Cívico.

De este modo íbamos enriqueciéndonos y enriqueciendo el repertorio con títulos para la orquesta Orff como: Chevalier de la Table Ronde, Barcarola de los cuentos de Hoffmann, El Ballet del Alforfón… villancicos como: Noche de paz, 25 de Diciembre, El tamborilero, Fum Fum Fum, Rin Rin… Himno de Andalucía, Sevillanas del siglo XVIII, Sevillanas de la autonomía… y canciones populares como La farola, los cuatro muleros … etc. Para nuestro consor de flautas a cuatro voces también trabajábamos y ampliábamos nuestro repertorio con piezas de Juan del Encina como: Más vale trocar y otras como: Mountanyes de Canigó, Marchas alemanas… etc.

Cuando se aproximaba el día del debut, a los ensayos generales que por norma tenían lugar en el salón de actos con toda la orquesta o en uno de los laboratorios durante los recreos cuando del consor de flauta se trataba, acudían los alumnos ilusionados, sintiéndose importantes, protagonistas, sabedores que con su aportación engrandecían la fiesta colaborando al buen desarrollo de la misma. ¡Qué lucha para que se reintegraran a sus clases sin retraso por culpa de los ensayos! ¡Qué previsión para tener todo en orden en el salón de actos y realizarlos sin pérdida de tiempo en el que tenían una gran importancia los encargados! Y ¡Qué rapidez recogiendo y metiéndolo todo en el cuartito de los instrumentos! Repetíamos a nivel general y al completo lo que en las clases trabajamos frase por frase y cuerda por cuerda. Aquí sonaban todos; las flautas sopranos y contraltos, las tenores y las bajas, los teclados, acordeones y como acompañamiento, unas veces utilizando mazos duros y otras a requerimiento del pasaje los mazos blandos. De esta forma, los alumnos que los ejecutaban, recorrían las placas de metal y madera de carillones, metalófonos y xilófonos, que desde el bajo hasta el soprano, con sus arpegios, armonizaban las melodías.

Trabajábamos tanto piezas antiguas como canciones populares y algunas totalmente desconocidas, compuestas expresamente para el momento, para esa fiesta que en el Centro o en la Localidad, se iba a celebrar.

Creo que sin decírmelo, mis compañeros en cierto modo apreciaban y echaban en falta, si por cualquier causa este barullo algún día les faltaba.

En fechas más cercanas a este escrito, visité el Centro y comprobé que había algunos instrumentos construidos por los niños decorando el colegio y una de las que fue alumna por aquellos años, era la profesora de música de ese Centro.

P. D: Todos los que trabajamos en el Colegio tenemos y podemos contar anécdotas y experiencias que hemos vivido a lo largo de los años. Curso escolar a curso escolar, día a día, hemos sido espectadores y protagonistas de un cúmulo de hechos que han contribuido a la formación de muchos y a la nuestra. Desde aquí os animo a contar todo lo que de una forma u otra nos ayudó a ser mejores para así con nuestra participación, avivar los recuerdos y de esta forma rellenar las lagunas que existen aún en la historia de nuestro Colegio.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, Don Cristobal, porque para mi y a pesar de los años y ya no ser una de sus alumnas siempre seguira siendo Don Cristobal, encontre su blog por casualidad a traves de una pagina del faceboock ( yo tambien estudie en el C.P Guadalquivir)y no he podido resistirme a visitarlo a ahora mismo a dirigirle estas palabras.Quisiera agradecerle sus enseñanzas, para mi fue usted uno de los mejores profesores que he tenido a lo largo de mi vida estudiantil. Por ultimo preguntarle sobre la foto que tiene publicada de un concierto de la orquesta del colegio durante la celebracion de comuniones, de que año se trata? y seria tan amable de enviarmela? esq creo reconocer a alguien muy especial en ella. Mi correo es aaliyah_talos@hotmail.com; Por si se lo esta preguntando mi nombre es Sonia Yerga no creo que me recuerde pero eso da igual. Sin mas me despido de usted con un cordial abrazo.

El Inquieto Jubilado Cristóbal dijo...

Hola Sonia: Perdona que no te haya contestado antes pues no tengo por costumbre revisar periódicamente todo el blog y este artículo al que has añadido un comentario es de hace casí tres años lo publique como habrás observado en diciembre de 2007.
Hoy, 23 de noviembre de 2010, por casualidad he descubierto tu comentario el cual agradezco y casi me llena de sonrojo por las alabanzas que me dedicas en la que fue mi labor durante tantos años, la enseñanza.
Yo también debo agradeceros a alumnos/as como tú, no sólo vuestro cariñoso recuerdo sino también el haberme permitido ser compañeros de viaje durante parte de vuestra etapa escolar. Sin lugar a dudas vuestro paso por mi vida ha sido fundamental para que ésta se enriquezca. Gracias una vez más.
La foto a la que creo te refieres de las comuniones en el Colegio del Valle, no soy capaz de ubicarla bien en el tiempo pero debe estar entre los años 1984 y 1988. Durante esos años la orquesta del Colegio Guadalquivir estuvo actuando en estas celebraciones.
Te envío la foto que es de muy mala calidad. Si tuvieses problemas con ella, puedes obtenerla de mi blog mediante un pantallazo y pegarla a continuación en un archivo de photoshop. Quizás podrías mejorarla con los niveles automaticos de contraste y brillo del referido programa. Un abrazo.