jueves, 9 de diciembre de 2010

Reglamento de Ordenación de Centros. ROC. "Derecho a la libertad de expresión del alumnado"


La Consejería de Educación ha introducido el "Derecho a la libertad de Expresión del alumno" este derecho que había sido esbozado con anterioridad en la Ley Orgánica de Educación de 2006, posteriormente ha sido desarrollado como norma autonómica en 2010. Esto quiere decir, o simplemente se traduce en que la Junta de Andalucía legitima un derecho más del alumnado en nuestra comunidad.

En la comunidad andaluza, aparece en el artículo 4 de los ROC (Reglamento de Ordenación de Centros) la autorización expresa a los estudiantes a partir de 3º de ESO a organizarse en Asamblea durante el horario lectivo. Para ello podrán disponer de tres horas al trimestre, pudiendo éstos alumnos, oponerse a medidas educativas del Centro o Instituto de secundaria donde estén cursando estudios. Otro aspecto que contempla y que trata el referido artículo es el derecho de los alumnos a oponerse a la metodología de un profesor o profesores determinados.

En resumidas cuentas los alumnos de ESO podrán hacer huelga contra el profesor o el Centro a partir de 3º de ESO. Es decir, que a partir de los 13 o 14 años los alumnos podrán hacer huelga contra un profesor en concreto o contra el Centro que los educa e instruye.

La noticia que en un momento por qué no decirlo tiene un gran impacto en la sociedad en general, no deja de inquietar a diversos sectores de la comunidad educativa. Unos y otros comentan sobre lo oportuno, justo o desmesurado que les parece el desarrollo de esta norma autonómica.

Hoy día es una queja generalizada del profesorado la de no poder trabajar con los alumnos desde los últimos cursos de primaria en adelante en determinados grupos y ya apuntan algunos maestros de primaria esta misma problemática que se les está planteando en cursos mucho más bajos.

Gran parte del profesorado se ve agobiado y desbordado por un sin fin de situaciones conflictivas que se suceden a diario en las aulas y que les impiden realizar su trabajo con normalidad.

Ya de por sí es verdaderamente difícil el comenzar a dar clase en la actualidad; pues los alumnos, al iniciar cualquiera de ellas, no se sientan, no dejan de hablar, se gastan bromas pesadas que a veces desembocan en agresiones de unos con otros, embarullando y entorpeciendo no sólo el comienzo de éstas sino que este tipo de conductas terminan por afectar al buen funcionamiento de las mismas.

Hay que estar constantemente llamándoles la atención para que se sienten, saquen el material y se dispongan a escuchar y trabajar. Interrumpen constantemente, se levantan para tirar un papel sin permiso y a destiempo... Hay que abandonar constantemente explicaciones, actividades, correcciones que se estén haciendo... y abordar dichas situaciones dejando a un lado el trabajo sobre la asignatura que en ese momento se esté desarrollando. Todo esto no es más que reflejo de lo que ocurre en la sociedad mal que nos pese y sobre todo en la célula más importante de ella: la familia.

No me cansaré de repetir que “es en la familia donde debe educarse”; lo que en ella no se trabaja y se cimenta, no podrá realizarlo ningún Parvulario, Colegio de Primaria, Instituto de Secundaria, Formación Profesional o, Universidad, por muy excelentes que sean.

Si en la familia no educamos en las pequeñas cosas y como progenitores y mayores, no predicamos con el ejemplo en pequeños detalles como pueden ser:

- No tirar envoltorios, restos o papeles al suelo
- Usar adecuadamente las papeleras.
- Guardar la envuelta de un simple chicle en el bolsillo para cuando queramos tirarlo a una papelera, evitar de este modo el que se pegue o adose al fondo o paredes de la misma, liándolo previamente en dicho envoltorio antes de tirarlo, no contribuyendo en modo alguno si por casualidad dicho chicle cae al suelo, a que se adhiera y ensucie éste.
- Respetar el mobiliario, el material de que disponemos y a los que estén próximos, mimándolos y compartiendo con ellos lo que tenemos para nuestro disfrute...

Educar en estos pequeños detalles que contribuyen a trabajar uno de los valores educativos cual es: el comenzar a ser respetuosos con nosotros mismos, con los demás y con el medio ambiente, es lo mínimo que podemos auto-exigirnos. Si fallamos en esto ¿Qué demandamos a la sociedad?

Es muy loable el que se abran cauces para que los alumnos como miembros de la sociedad puedan expresarse con total libertad y defender sus derechos contra los abusos y menosprecio a que pudieran dar lugar ciertas actuaciones y decisiones de algunos componentes de la plantilla de maestros o profesores de los Centros educativos así como de la dirección de los mismos en general.

Antes de la aparición de esta normativa y de su posterior desarrollo, todos los alumnos han tenido y tienen una hora semanal de tutoría dentro del horario lectivo. En dicha hora, los alumnos podían entonces y pueden plantear hoy día todo un abanico de propuestas, quejas, críticas y por qué no, felicitaciones a actuaciones concretas de los propios compañeros de clase, a profesores que les imparten las materias del currículo, a compañeros de otras aulas y de la suya propia. Todas estas llamadas de atención hechas desde el respeto tanto para felicitar como para censurar y cómo no, para denunciar en algunos casos y tratar mediante el diálogo en un principio, pautas a seguir para que modifiquen su conducta los compañeros que generan situaciones conflictivas en recreos, en los cambios de hora, a la salida del Centro...

Todas estas propuestas dirigidas a mejorar el funcionamiento de la propia aula de clase y del Centro educativo en general, las quejas y críticas encaminadas a corregir la deficiente utilización de espacios comunes, o las que subrayan las deficiencias en actuaciones de algunos miembros de la comunidad escolar y, las que vierten felicitaciones a los que a juicio de los alumnos son merecedores de ellas, quedan recogidas durante estas asambleas de clase en un acta por el delegado/a de la misma y posteriormente custodiadas y revisadas por el tutor.

Estas dos figuras que existen en la comunidad escolar, delegados de cada aula y tutores, son los vehículos de transmisión al resto de la comunidad escolar vía Departamentos, Consejo de Dirección, ETCP (Equipo Técnico de Coordinación Pedagógica), Claustro, Consejo Escolar, AMPAS (Asociación de Madres y Padres de Alumnos y Alumnas)...

Mediante estas vías por parte de cada uno de ellos se han manifestado a los interesados cualquier crítica, quejas o felicitaciones; y se han tomado desde éstos órganos pedagógicos, medidas para solucionar los problemas ya sean estos personales o de un grupo o grupos en concreto.

¿No hay ya suficientes cauces para que el alumnado no se sienta desprotegido y pueda participar activamente en temas importantes que afectan a su educación e instrucción? ¿Qué pretende la Administración a quién o quienes quieren deslumbrar?
¿Qué más derechos vamos a dar a los alumnos? Están ya todos recogidos, legislados y creo que hasta incluso olvidados.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

SOBRE DIDÁCTICA DE LA MÚSICA. Un recorrido por los artículos publicados en este blog.





























Es bueno de vez en cuando revisar todo lo que se ha dicho a lo largo de años y reafirmarse, o por el contrario, si llega el caso, desdecirse de lo que en un momento se expresó pues el paso del tiempo y la experiencia acumulada nos hace ver con otra óptica lo que durante el fragor de la actividad docente ni tan siquiera nos daba tiempo a contrastar.

En artículos como: “Una forma de introducir los sonidos en los más pequeños”, publicado en este blog el 13 de febrero de 2010, comenté las diferentes formas de comenzar la andadura musical así como la didáctica a utilizar y el uso de recursos y estrategias múltiples que se encuentran en los diferentes métodos.
Podéis consultar si os pica la curiosidad:

En ese mismo artículo indicaba como para conseguir el mismo fin, enseñar música, entre el abanico de recursos y estrategias que utilizan en sus métodos, cabe destacar el que unos autores comienzan con el lenguaje hablado utilizando las palabras.

Otros delimitan su andadura iniciándola por los cinco primeros sonidos de la escala diatónica natural de Do. (Do, re, mi, fa, sol.)

Otros inician el camino reduciendo in extremis el ámbito sonoro: utilizando sólo tres sonidos; partiendo del si, continúan el orden de la escala descendente hasta completar éstos con los sonidos la y sol.

Otros delimitando aún más, utilizan el pentagrama fraccionado comenzando por una línea y añadiendo poco a poco una nueva hasta completarlo.

Otros introducen recursos kironómicos para contribuir a facilitar el concepto de la altura de los sonidos y reforzar la lectura de los mismos.

Otros utilizan las sílabas rítmicas, el laleo, la pequeña y mediana percusión, los desplazamientos corporales... para trabajar el sentido del ritmo, el desarrollo y toma de conciencia de la lateralidad, el concepto de espacio...

Otros trabajan con el color como recurso posicional y lectográfico de los sonidos en el pentagrama para hacer mucho más fácil de esta forma la lectura musical.

En el artículo “Color y sonido” publicado también en este blog el 27 de mayo de 2009, hice hincapié en la importancia que sobre todo tiene la letra de la lección o canción para trabajar el lenguaje musical en nuestras clases.
Si os apetece podéis consultar:

Comenté a la vez que advertí que las letras de las lecciones-canciones, de todos los métodos han sido concebidas para una cierta edad y que si se aplican a alumnos que la han superado, pierden todo su valor y efectividad resultando hasta ridículas.


Afirmaba en este artículo que es primordial que el niño cante, y a continuación manifestaba la importancia de la canción dentro de la clase de música ya que resulta ser un recurso que no necesita más que de la imitación y por lo tanto puede prescindirse en un principio de la engorrosa lectura musical que frenaría y haría aún mas tediosas las clases.


También aludí que debe llegarse a la lectura musical a través de las canciones y que el utilizar otras letras que incluso pueden elaborarse en la propia clase si se ha superado la edad cronológica para la que fue compuesta, puede ser muy motivador y gratificante consiguiendo de esta forma un estímulo más para el aprendizaje.


En ese mismo artículo hablo como bien indica su título del color, y manifestaba que durante gran parte de mi vida como docente había estado preocupado por facilitar al alumnado de cualquier edad el reconocimiento y localización de los sonidos en el pentagrama de la forma más cómoda posible.


Para eliminar el tedio que supone para el alumnado el mero aprendizaje de los sonidos y su localización en el pentagrama dentro de lo que llamamos lenguaje musical, y al objeto de motivar su interés, captar su atención y fomentar la motivación personal por los logros conseguidos, he utilizado el color.


El color prodigiosamente lograba ya en el primer contacto, que con una sola clase, los alumnos fueran capaces de leer tres o cuatro sonidos sin dificultad casi en su totalidad. El alumnado al que estaba aplicando este recurso no cometía apenas errores en la identificación y localización de los sonidos que estábamos trabajando.


Continuaba en dicho artículo explicando como por aquel entonces, había asignado un color a cada sonido. Esta gama de colores que en un principio asigné a los sonidos y durante tanto tiempo traté de defender y justificar en cierto modo de una manera absurda, hoy día, con otra perspectiva, la he cambiado casi en su totalidad. Después de haber cesado en mi labor docente y sin temor a equivocarme, puedo afirmar que lo de menos es el color concreto que asignemos a cada sonido.


Por lo tanto, carece de importancia el color que asignemos a los sonidos, pero una vez asignados los colores no lo debemos cambiar hasta que el grupo de alumnos al que hemos presentado dicha gama lo abandone por maduración.


Quiere esto decir que el alumno admite cualquier gama de colores que le presentemos y deja de utilizarla cuando no la necesita porque ya sabe donde se coloca cada sonido y como se llama.


El problema es mas bien del que enseña: el maestro o el profesor de música, tiene que tener la gama de colores bien determinada y aprendida porque si  no, es él el que se lía y puede cometer errores delante de los alumnos durante las clases.


Lo importante es la forma de abordar, secuenciar y trabajar los sonidos con el color; con cualquier color.


En los tiempos que corren he asignado colores Web que son por supuesto distintos a los utilizados por mi en mi método con anterioridad y a algunos sonidos como por ejemplo el “sol” y el “si”, les he cambiado el color por problemas surgidos con el alumnado al expresarlos escritos sobre el papel en algunos de los ejercicios.

Hoy día el color de los sonidos del “do3” al “si”, una séptima más agudo, queda de esta forma: Azul celeste, verde claro, violeta, marrón, amarillo, rojo y rosa. Como podéis observar en la segunda ilustración de este artículo, donde aparecen representados en redondas los sonidos en clave de Sol y en sentido ascendente desde el do situado en la primera línea adicional por debajo del pentagrama hasta el re colocado sobre la 4ª línea.

En el artículo titulado “la importancia de la audición en la educación musical”, publicado en este blog el 25 de marzo de 2009, hago referencia al papel tan importante que tiene la audición en la educación en general y sobre todo en la educación musical, pues contribuye a desarrollar en el alumno la atención, a valorar el silencio dentro de cualquier actividad, a saber gozar de momentos de tranquilidad y sosiego, a disfrutar de estados anímicos diversos que van desde lo dinámico, frenético y excitante hasta lo delicado, sublime y enternecedor.

Propugno también en otros artículos la construcción de instrumentos y la consulta bibliográfica como en: “Más sobre la construcción de una flauta travesera” publicado el 12 de febrero de 2009, o en “Puntualizaciones sobre una ilustración” de 28 de enero de 2009, o como no, en “Bibliografía musical” de 20 de noviembre de 2008, en donde comentaba que debemos apoyarnos en las vivencias y experiencias de otros consultando la bibliografía musical existente para utilizar todo lo que estos autores nos aportan y la infinidad de estrategias y recursos metodológicos que en ella aparecen. También animaba a realizar manualidades en las clases construyendo instrumentos para afianzar de este modo aspectos teóricos, físicos y acústicos, que con este tipo de experiencias quedan fijados en el alumno de un modo indeleble.
Os lleva a todo esto las siguientes direcciones:


En definitiva ni en los estudios primarios, ni en la secundaria obligatoria o bachillerato, la finalidad es sacar nuevos músicos. Nuestra misión se reduce en estas etapas a dar a conocer esta materia como una más del currículo.

A través de estos primeros contactos con la música, con su código de signos que les llevará a entender el lenguaje musical, los alumnos llegarán a interpretar y expresar lo que con dicho lenguaje nos han legado autores o compositores de distintas épocas, ampliando de esta forma las posibilidades de gozar y disfrutar en muchos casos de lo que para una generalidad va a ocupar a la larga parte de su tiempo libre. Para los menos, los que descubran después de estos primeros pasos a posteriori su vocación, los que quieran dedicarse a la música, deberán alcanzar su total formación en este campo dedicándose de lleno a su estudio en una Academia musical o Conservatorio profesional.