Desde hace un par de
años se recrudece una encendida e
inacabable polémica sobre la construcción de un rascacielos en Sevilla.
Los detractores de esta iniciativa esgrimen el hipotético impacto negativo de
dicha Torre, sobre el Alcázar, Catedral y
Archivo de Indias; monumentos éstos incluidos en la lista del patrimonio
mundial de la humanidad.
Dicho impacto negativo al
parecer queda recogido en el informe que Icomos, órgano asesor de la UNESCO , presentará al
comité del patrimonio mundial de dicha organización, que se reunirá el próximo
mes de Junio de 2012, en la ciudad de San Petersburgo (Rusia),
Se
ha llegado a decir por sus detractores lo siguiente: que la única
justificación para construir un rascacielos es que sea indispensable por falta
de suelo disponible. Que es un pegote que quita protagonismo a la Giralda. Que la altura de la torre afecta a la servidumbre del
aeropuerto… y, entre sus defensores, surgen también comentarios como: que no
debemos quedarnos anclados en el pasado, que este edificio está llamado a ser uno de
los nuevos emblemas de la Sevilla contemporánea…
Sin entrar a enjuiciar las
frases rimbombantes que han surgido tanto en contra como a favor de esta iniciativa, ni a analizar
las amenazas que pesan sobre la ciudad en cuanto a la caída de los referidos
monumentos de dicha lista si se sigue con la construcción de dicho rascacielos,
ni
por supuesto acercarme a valorar lo oportuno o no del proyecto a pesar de la aguda y
sostenida crisis económica que estamos atravesando, me centraré en el hecho en
si.
Todo lo que el hombre
crea, construye, edifica… constituye un
producto fruto de un esfuerzo y
dedicación que al materializarse en un tiempo o época determinada, queda
como testigo, huella o muestra para el futuro.
Por regla general en estas
nuevas obras, se conjugan todos los conocimientos heredados hasta el momento por
el hombre con los últimos avances técnicos, a los que se une la utilización de nuevos materiales. El mero
hecho de ser un nuevo ente que se añade
a todo lo que existe contribuye a que no
reste, sino que por el contrario y sin ningún género de dudas sume.
Todo lo creado por el
hombre se materializa en una obra nueva que llena nuestro mundo, nuestro
espacio, y que por supuesto, enriquece a su autor así como al entorno donde
surge y se ubica; pero cuando la obra es faraónica, su impacto se hace más
ostensible enriqueciendo no solo a sus creadores y a los diferentes equipos de
trabajo que logran hacerla realidad sino también a la sociedad que la acoge y
apadrina haciéndola suya e integrándola en su espacio vital.
Lo que el hombre construye
no lo hace para enfrentarlo o compararlo con lo que está realizado con
anterioridad; ni por supuesto, hace cábalas sobre la posibilidad de que lo existente
pueda perder protagonismo al cotejarlo con lo nuevo que se va a realizar o se está realizando.
Ninguna obra nueva en
cualquier campo de la cultura ha hecho
perder protagonismo a las existentes con anterioridad. En la pintura, por poner un ejemplo, Picasso
o Dalí, no han hecho perder protagonismo
a Velázquez, Murillo,
Zurbarán … Lo mismo podemos decir
del complejo arquitectónico del que emergerá “La torre Pelli” que no va a
quitar ningún protagonismo a la
Giralda , bellísima torre construida a finales del siglo XII, por los almohades que ganaría aún
mayor altura hasta llegar a los 101 metros cuando se le
añadió en la segunda mitad del siglo XVI la parte renacentista de su campanario
y se coronó con la famosa veleta “el Giraldillo”.
Puede obtener más
información en las siguientes direcciones:
Gracias a la realización
de esta obra un número importante de
empresas han mantenido los puestos de
trabajo que de otro modo habrían desaparecido junto con ellas debido a la
inactividad en que las sume el momento que vivimos. No gastemos fuerzas sólo en discutir sobre un hecho que tiene a su favor en estas fechas de destrucción de empleo no sólo el de haberlo generado, sino también el de mantener la actividad de parte de nuestra población
en edad de trabajar; consumámoslas más bien en generar nuevas actividades que conduzcan a esa tan ansiada creación de empleo.
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