El miércoles 1 de diciembre de 2010 vio la luz en este blog, el artículo titulado, “Sobre
didáctica de la música”; en él, realicé un
amplio recorrido por los publicados hasta la fecha, en los que describo las diferentes técnicas y recursos que se
utilizan por el profesorado para acercar el mundo de los sonidos a los niños desde edades muy tempranas. En dicho
artículo, también insistía sobre la importancia que tiene la canción como
recurso insustituible sobre el que deben
girar todas las actividades en los comienzos de la educación musical.
Esta importancia la alcanza la canción, por ser un recurso que no necesita más que de la
imitación; pudiendo prescindirse de la lectura musical cuando iniciamos esta
actividad con nuestros alumnos; pues al
principio, la lectura musical resulta engorrosa para el alumnado, ralentiza
la marcha del grupo clase y hace tediosas las mismas.
Todo lo que en ese artículo se trata así como los vínculos que desde él se
hacen con otros, puedes consultarlo en
Comenté por aquella fecha, que debe llegarse a la lectura
musical a través de las canciones. Es la canción la que nos permite introducir
la lectura musical con múltiples ejercicios que giran alrededor de ella sin que
los alumnos puedan percibir el más mínimo indicio de dificultad alguna en ellos. Sólo llegará a los alumnos y tomarán conciencia de lo divertido que resulta todo lo que realizamos alrededor de cualquiera de las canciones que trabajamos.
Las canciones escogidas en un principio sólo utilizarán dos
figuras; las negras y las corcheas y
serán el soporte de toda la actividad musical. Consistirán en canciones
monotemáticas, de un ámbito sonoro muy
reducido, de tres a cinco sonidos como máximo y los sonidos irán por grados
conjuntos.
Si pretendemos utilizar la flauta dulce debemos comenzar con
los sonidos si, la, sol, que son los más fáciles de producir con la flauta y
entran dentro de la tesitura que los niños pueden cantar también con suma
facilidad sin tener que transportar, pues
estos tres sonidos entran dentro del registro de las voces blancas.
Cuando trabajamos una canción, realizamos una serie de
ejercicios sobre ella, estos ejercicios
pertenecen a un apartado de la actividad musical que conocemos con la
denominación de lenguaje musical.
Paso a enumerar los que utilizamos;
1. Para realizar el ritmo comenzamos a escribir en el
encerado, pizarra “veleda” pautada, o pizarra digital, los valores en escritura
abreviada.
Asignamos a cada signo abreviado o figura musical abreviada
una sílaba Kodály. Al principio utilizaremos la sílaba Kodály “TA” para la figura negra y “TI” para la
corchea, que son las únicas que vamos a ejecutar.
Las corcheas aparecerán agrupadas de dos en dos, pues
ejecutar una sola corchea, para los más pequeños, es muy complicado al no tener el
concepto de fracción. Sin embargo percutir negras por cada pulso
y dos corcheas en un pulso es mucho más fácil para ellos. Trabajamos de esta forma el esquema rítmico de la
canción, mediante las sílabas rítmicas Kodály,
técnica que comenzamos a introducir y a enseñar al alumnado poco a
poco. Las palmeamos rítmicamente, ejecutamos su ritmo con los claves, cajas
chinas… o con cualquier instrumento de
pequeña percusión. Leemos su letra, ejecutando de esta forma una lectura rítmica…
También manifesté que las letras de las canciones podíamos
elaborarlas en la propia clase, sobre todo cuando se ha superado la edad
cronológica para la que fue escrita la letra original resultando esta nueva
actividad hasta motivadora y
gratificante para los alumnos. Componer la letra es en realidad un nuevo
estímulo para el aprendizaje.
En ese mismo artículo hablo como bien indica su título del color, y manifestaba que durante gran parte de mi vida como docente había estado preocupado por facilitar al alumnado de cualquier edad el reconocimiento y localización de los sonidos en el pentagrama de la forma más cómoda posible.
Para eliminar el tedio que supone para el alumnado el mero aprendizaje de los sonidos y su localización en el pentagrama dentro de lo que llamamos lenguaje musical, y al objeto de motivar su interés, captar su atención y fomentar la motivación personal por los logros conseguidos, he utilizado el color.
Como he manifestado
con anterioridad podéis asignar a cada sonido el color que os apetezca la única
condición que tenéis que cumplir a rajatabla
es respetar durante todo el proceso de
aprendizaje los colores asignados a los sonidos. Los alumnos por maduración
abandonarán el color cuando no les sea necesario.
Es de suma importancia
que la canción a trabajar la oigan los alumnos ejecutada por su profesor, a ser
posible con distintos instrumentos. Ello contribuirá a que hagan de ella una
buena imitación; facilitando de esta forma enormemente el proceso de asimilación
y aprendizaje, no solo de la propia
canción sino de la extensa y variada gama de ejercicios de lenguaje musical
que trabajamos previamente para afianzar no sólo el pulso, sino su ritmo y su entonación.
En la ilustración que aparece a continuación podemos observar la partitura
de piano de esta canción. El aire es lento para dar tiempo a los niños a botar
y recoger la pelota llevando el pulso en
negras. Mas adelante se podrá cambiar el pulso a blancas con lo que la
melodía y letra será mucho más ágil, el doble
de rápida.
Las canciones sirven para desarrollar, conocer, explorar y tomar conciencia de nuestro esquema corporal, de nuestra lateralidad y motricidad... y, para conseguir todo esto, pueden
escenificarse realizando desplazamientos por la clase, utilizar en ellas gestos mímicos con o sin
desplazamientos mientras se cantan , o
bien como es el caso de la canción que aparece en las ilustraciones de este artículo, utilizar una pelota.
Para ello necesitamos distribuir una pelota por cada dos alumnos, colocar a los alumnos en dos filas, dar unas normas y realizar con ella lo que se expresa
en la letra de la canción. Botando la pelota y echándola al compañero o compañera estaremos trabajando mientras cantamos, el pulso de la canción.
Espero que todo lo
aquí expuesto os sea de utilidad.
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