Constantemente demandamos de los programas que se trabajan en la escuela que sean útiles, que sirvan para la vida; pues en caso contrario, observamos que no sólo carecen de interés para el alumnado sino para todo su entorno social. Amigos, compañeros, familiares más allegados y por ende el círculo social más amplio en el que este alumnado se desenvuelve, nos exigen también que dichos programas sean interesantes, prácticos y útiles.
Las materias del currículo escolar tocan una variada gama de temas que sin lugar a dudas nos son útiles y prácticos en nuestra vida diaria aunque cuando los trabajamos como alumnos no apreciamos su utilidad.
Con demasiada frecuencia, se observa que la sociedad en general y los individuos en particular, valoran más como materias útiles para la vida aquellas que pertenecen con preferencia al área de ciencias relegando a un segundo plano aquellas que no lo son. Por supuesto que es del todo errónea esta valoración y afecta en principio a su peso específico dentro del conjunto de materias a estudiar y a la actitud que los alumnos adoptan ante ellas.
Son estas materias de poco peso específico según lo expresado anteriormente, las que completan nuestra formación y nos dan, sin ningún género de dudas, una visión más universal, tolerante y solidaria hacia todo lo que concierne y puede afectar tanto positiva como negativamente al ser humano.
En concreto, de esa amplia gama de temas útiles y prácticos, en este artículo sobre matemáticas, voy a ceñirme a uno que año tras año y a lo largo de todos ellos, aparece con periodicidad en determinados meses; las rebajas.
Paralelamente a este tema, surgen otros que lo complementan y que nos auxilian en el plano educativo y podemos abordar como actividades complementarias dándonos una visión y formación más amplia que la meramente racional y numérica que nos aportan las ciencias y en particular las matemáticas.
Estos temas entre los que podíamos citar: “El consumismo”, “Actividades compulsivas”, “El mal del confort” … no son más que los posibles títulos de tres ejemplos entresacados de una amplia gama que nos pueden servir para profundizar con el alumnado en toda esta temática al trabajarlos así paralelamente dentro de otras materias del currículo. De esta forma contribuiremos a crear en ellos una conciencia analítica, valorativa, solidaria y crítica, sobre las diversas conductas y situaciones que afectan al ser humano y las problemáticas que surgen en la sociedad a consecuencia de ellas.
El tema de las rebajas lo podemos tratar dentro del área de matemáticas con ejemplos prácticos dentro de las actividades a realizar en esta asignatura y podemos abordar el resto de temas paralelos dentro de un plan formativo, tanto en la clase de ética o moral, en la de religión, como dentro de la hora semanal de tutoría. En otros niveles educativos más altos también podríamos tratar con mayor profundidad estos temas dentro de la clase de filosofía.
En las rebajas aparecen bailes de cifras y de tantos por cientos que a veces nos dejan “in albis” o por lo menos se nos muestran algo confusos.
Encabezan este artículo dos imágenes en la que sin apartarnos del orden y la limpieza que no me canso de recomendar para trabajar este área al igual que todas las de currículo también expreso como podemos averiguar y abordar con claridad en clase el tanto por ciento que nos aplican en dichas rebajas.
En la propaganda de las referidas rebajas aparecen en primer plano y con toda nitidez en unos casos bien destacados los diversos porcentajes que afectan en su reducción a los artículos que nos ofrecen, y en otros, la diferencia de precios existente queda manifestada con los consabidos antes y ahora.
Desde un 10 o 15% hasta sorprendentemente un 70%, nos invitan a todos los posibles compradores a lanzarnos a un consumismo a veces desmedido e irracional induciéndonos a comprar más por lo barato que por la necesidad de poseer ese artículo.
Es bueno aprovecharnos de ellas para economizar en la adquisición de un bien o conseguir algo que necesitamos por un precio mas reducido pero sin caer en el comprar por comprar, en el comprar por ser barato, en un consumismo compulsivo, irracional e innecesario.
En este aspecto, es donde la escuela tiene un papel importantísimo que debe trabajar y desarrollar con el alumnado tanto en el aspecto formativo como informativo. En el formativo e instructivo, educándonos para desenvolvernos con seguridad en la sociedad de consumo. En el informativo, dándonos pautas y conductas a seguir a la vez que trabajar en el área correspondiente los conocimientos necesarios para comprender y resolver toda la problemática que éstas llevan consigo.
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