En línea a lo expresado con anterioridad el pasado 20 de noviembre
de 2017, en https://elinquietojubiladocristobal.blogspot.com.es/2017/11/creemos-en-nuestro-sistema-educativo.html, y lo expuesto el 07 de enero de 2018 en
https://elinquietojubiladocristobal.blogspot.com.es/2018/01/creemos-en-nuestro-sistema-educativo.html,
y tal como manifesté en ambas entradas, seguiré profundizando, a la vez que verán
la luz opiniones y como no, soluciones.
¿Es necesario cambiar?
Si; pero mientras que no
cambiemos cada uno de nosotros, no podremos impulsar un cambio del sistema
educativo, pues no lo demandaremos, ni lo demandará la sociedad, ni las unidades básicas de esa sociedad, las
familias de las que todos somos parte.
Mientras sigan apareciendo
textos sexistas en todo o en parte, como el publicado por Fernando Sánchez
Dragó, en el diario el Mundo el
07/01/2018, por el día de reyes en su columna “el lobo feroz” titulada rein@s mag@s, del que transcribo a
continuación lo que aparece en cursiva y nos quedemos tan panchos, hay algo que
no funciona y a la vez si no lo digerimos con un buen sentido crítico, nos mutila.
“Mi hijo recibirá mañana parte de los regalos que ha pedido. Quería
espadas, pistolas, flechas, juguetes viriles… Los tendrá. Mi nieta, de cuatro octubres, recibirá muñecas,
vestiditos, cocinitas… lo que ha pedido.”
¿Nos preguntamos por qué tanto
el hijo como la nieta en el referido texto piden ese tipo de juguetes? Las
razones son obvias y no hay por qué reseñarlas.
Cuando seguimos preguntando. ¿Qué responden masivamente los alumnos?
Cuando nos dirigimos directamente a los alumnos obtenemos lo que a
continuación transcribo en cursiva y que respondieron a su profesora cuando ésta les hizo una serie de preguntas que expreso a continuación bajo el
título “hoy he preguntado a mis alumnos”.
Hoy he preguntado a mis alumnos:
– ¿Cuántos de vosotros
os levantáis cada mañana con ilusión por venir al cole?
– (Ninguno)
– ¿Nunca habéis
sentido ilusión por venir al cole?
– Sí, cuando hay una
excursión.
– “Illa”, me lo has
“quitao”. (Expresión andaluza: “Hija, me lo has quitado.)
– (Todos están de
acuerdo)
– También cuando vamos
a ir al laboratorio.
– ¡Eso!
¡Ajá! Pues… ir al cole
cada día, debería ser como ir de excursión o ir al laboratorio.
El colegio que deberíamos soñar una mayoría.
Permaneceríamos en él, el
mismo número de horas que hoy día permanecemos y las diversas asignaturas
tendrían las mismas horas que cada una de ellas tienen asignadas en el sistema
educativo actual, pero no estarían distribuidas en horarios rígidos.
A edades tempranas se
aprendería jugando, con más edad, el aprendizaje se haría mediante experiencias que irían incluidas en proyectos concretos que atenderían a una o a
varias disciplinas. y al final de cada juego o actividad experimental, a tenor de la madurez, se comentaría lo que
hemos hecho, el para qué, el cómo y el por qué.
Reflexionaríamos,
opinaríamos y compartiríamos impresiones. Realizaríamos trabajos escritos en
donde expresaríamos al final, conclusiones. No harían falta tantos exámenes. Se
aprendería con las vivencias y la experiencia. Tampoco sería necesario estar
encerrados en un aula todos los días el mismo número de horas.
El horario
sería flexible; al llegar por la mañana empezaríamos activando nuestro cuerpo y
centrando nuestras mentes con algo de actividad física y terminaríamos la
jornada al concluir la experiencia planificada para ese día, quizás hoy hasta
las dos pero mañana tal vez hasta la una.
El tiempo sobrante
hasta la salida, si es que puede denominarse así, lo emplearíamos en lo que llamaríamos
actividades diversas múltiples o actividades complementarias rotativas, que se
realizarían en talleres.
Unas al are
libre: competiciones deportivas (futbol, balonmano, voleibol¸ frontón, cesta
punta, jokey sobre patines, gimnasia con aparatos, natación, tenis, ping pong,…)
atletismo, jardinería, siembra de semilleros, huerto escolar, confección de murales,
reconocimiento del entorno (historia de la localidad, personalidades
importantes, lugares, parques, edificaciones más singulares)… Dibujo al aire
libre,
Otras, en
espacios cerrados: teatro, teatro leído, ejercicios de relajación y dramatización,
danza, bailes de salón, aerobit…Costura, observación y experimentación en
laboratorio. Actividades musicales: Canto, Coro, Consor de flautas a cuatro o
cinco voces, orquesta Orff, estudios acústicos
mediante la construcción de cajas de resonancia e instrumentos sencillos de
viento, cuerda y percusión…
Sería en
definitiva, un multi-espacio donde los alumnos saciarían su curiosidad y descubrirían siempre
algo más sobre las artes, las ciencias, la historia, la filosofía, sobre los
demás y sobre si mismos.
¿No seria un caos, un desbarajuste?
El conjunto de
talleres rotativos serviría para despertar el interés, la curiosidad y el amor
por el conocimiento, para enseñarles a pensar, a ser críticos y resolutivos
mediante la
lectura, teatro, fotografía,
cine, manualidades, carpintería, huerto, jardinería urbana y del propio Centro,
repoblación forestal, laboratorio… Toda la actividad multidisciplinar no sólo sería
manual o física, sino que sería la aplicación práctica de lo que paralelamente
vamos estudiando o hemos estudiado con anterioridad.
No sería un
caos porque se respetarían las horas de formación de cada disciplina o
materia pero se repartirían libremente
en función de las tareas que se estén realizando; dando tiempo a los alumnos a ilusionarse con lo que están haciendo
y no bombardearlos con un sinfín de actividades diferentes cada día y a cada
hora, que en lugar de enseñarles a centrarse, los dispersan.
Salir del
centro no sería algo ocasional, las visitas programadas serían parte del día a
día; tanto a museos, como a galerías, a yacimientos arqueológicos y ruinas.
Visitaríamos parajes naturales, instituciones, granjas, fábricas y comercios. Iríamos al teatro y
también a conciertos.
Próximamente,
intentaré en una nueva entrada, apuntalar todo lo hasta ahora expresado que nos
ayude a emprender nuevos caminos y soluciones. Queda aún mucho por decir, hoy día existen algunos Centros
que trabajan en proyectos ya en preescolar, en los primeros cursos de primaria
y en otros niveles, pero todavía
tendremos que apretar el acelerador no para correr sino para poco a poco
asentar una nueva forma de educar, de formar e informar.
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