Tal como prometí en una anterior intervención, me dispongo a escribir sobre la utilidad que en la vida diaria tienen los conceptos de acidez y basicidad pues casi en la frontera existente entre lo inédito y lo publicado en este blog, espacio de tiempo que transcurre entre el ser y no ser de la última entrada, al comentar con unos conocidos durante las vacaciones de verano el título que tenía tanto esta última entrada “Hidróxidos o bases” como la anterior, la que publiqué con el título: “Compuestos ternarios. Los ácidos oxoácidos…”, llegaron a cuestionarme sobre la utilidad al margen de lo didáctico de los conceptos que en ellas se tratan con la consabida pregunta que podemos resumir en: “y… eso, ¿Para qué sirve?” a la vez que también me habían requerido con anterioridad otros aspectos de las mismas entre las que cabe destacar, la edad para los que las estaba escribiendo.
Ello me
hizo pensar a posteriori después de satisfacer su curiosidad, que no sólo era
interesante formular estos compuestos,
finalidad que he perseguido con los referidos artículos sino que también tiene
una gran importancia explicar la utilidad que en la vida diaria tienen los
mismos.
Si os apetece consultar
dichas entradas, las podéis encontrar en las siguientes direcciones: http://elinquietojubiladocristobal.blogspot.com.es/2012/06/compuestos-ternarios-los-acidos.html
o bien en:
La imagen con la que comienza este
artículo nos muestra la recta numérica y nos sitúa en ella
algunas disoluciones acuosas desde su máxima acidez que podemos localizarlas en el
cero, a su máxima basicidad o
alcalinidad que alcanzan el 14 de esta escala.
Para tomar conciencia de
la importancia de los conceptos de ácido y base
y profundizar sobre la utilidad que para nuestra salud en la vida diaria
tienen estos compuestos y que gracias al químico
Sorensen, podemos cuantificar y medir utilizando un indicador: el pH, expreso todo
lo que sigue:
El pH, es el grado de acidez
o basicidad que tiene cualquier sustancia o producto cosmético que podemos
adquirir. Éste puede ir en toda solución acuosa en una escala que va desde el 0
al 14; siendo el 7, punto central de
esta escala, el indicador del neutro, pH que encontramos en el agua destilada.
Cuanto mas bajo es el pH
de una sustancia ésta es más acida y cuanto más alto, más alcalina o básica.
El neutro se da cuando la
concentración de iones de
H+ en una solución acuosa, es igual a la concentración de (OH) - .
En realidad el término
pH deriva de la expresión francesa “pouvoir hydrogène” que en español quiere
decir: “poder del hidrógeno” y lo
encontramos en la tierra y en todas las sustancias acuosas que nos rodean.
NOTA. En la imagen que antecede como podéis observar me he permitido expresar el bajo, medio o alto grado de acidez o alcalinidad que tienen las sustancias que en ella aparecen.
Si nos acercamos a la agricultura, vemos que los cultivos se desarrollan mejor en los suelos con Ph cercano a 7, es decir; al pH neutro.
Los
suelos ácidos no son buenos para los cultivos agrícolas y cuando estos suelos presentan
una acidez mayor que la requerida, se debe a diversas causas: a la elevada
extracción de nutrientes, a una excesiva
fertilización con compuestos nitrogenados. o a la abundancia de lluvias, ya que
éstas pueden contribuir a eliminar o empobrecer algunos terrenos de unas
determinadas sustancias.
Hay sustancias como el calcio y magnesio que
merman o desaparecen en los suelos debido al consiguiente arrastre que estas
aguas procedentes de las precipitaciones producen en ellos.
Si
queréis profundizar más sobre todo esto podéis consultar en:
Una
gota de lluvia va contaminándose y modificando su pH a medida que se aproxima a
la litosfera de nuestro planeta, pues en su recorrido hacia ella, va disolviendo
una gran cantidad de sustancias que se encuentran en nuestra atmósfera en
suspensión. Por ello las aguas que bebemos, procedentes de las lluvias tenemos que recogerlas y almacenarlas en los
pantanos y desde allí llevarlas a
estaciones de depuración y potabilización llamadas E. T. A. P. En ellas primero se depuran es decir se
limpian y después se potabilizan o lo que es lo mismo se hacen aptas para el consumo.
Si
queréis ahondar sobre todo esto, podéis consultar el cuestionario que planteaba a mis alumnos sobre el agua y los procesos de depuración y potabilización
llevados a efecto tanto en las E. D. A. R. como en las
E. T. A. P. de la provincia de Sevilla. Dicho trabajo servía para
estimular y potenciar los conocimientos dados en la visita guiada que realizábamos durante el segundo
trimestre y que utilizábamos como parte del temario de la 2ª evaluación a la
vez que, con la participación en
diferentes concursos, promovía y
acrecentaba el interés del alumnado sobre el tema. Podéis disponer de las
preguntas y respuestas que en él tienen lugar en: http://elinquietojubiladocristobal.blogspot.com.es/2008/06/solucionario-y-autoevaluacin.html
o bien solo de las preguntas en:
El
pH de los champúes, jabones y cremas es
importante para nuestra salud, porque puede ocasionarnos trastornos tanto en nuestra piel como
en nuestro cabello.
Según
el tipo de cabello, el pH recomendado para el champú va de los ácidos medios a los alcalinos medios. Los Champúes que no son más que jabones sirven para eliminar la grasa y suciedad del
pelo. Los champúes ácidos fluctúan entre un 3,5 y un 6 de pH, en el 7 se
ecuentran los neutros, y los alcalinos, entre un 7,1 y un 8,5 de pH. Un pH por debajo del 3,5 o por encima del 8,5 en la escala, puede
destruir el cabello. Los alcalinos esponjan el pelo y lo dejan más áspero por
el contrario los champúes ácidos hacen
el cabello menos esponjoso y más suave. Los champúes ligeramente ácidos son los
más utilizados. Fortalecen la cutícula del cabello y la aplanan. En estas
condiciones el pelo presenta un aspecto brillante y suave al tacto.
Los
productos que dan brillo a la piel y la aclaran tiene un pH más alto, son
alcalinos. Su función, no es otra que remover la capa externa que puede tener
células muertas y eliminarlas. Usando estos productos ocasionalmente
resultan beneficiosos, pero si su uso es diario, puede dañar la piel pues lo que estamos
haciendo es eliminar continuamente las capas de células.
Los
jabones alcalinos eliminan la capa ácida que normalmente cubre la piel. Los
fluidos que genera nuestra piel a través del ejercicio cotidiano unido a la
acción del clima están formados por grasas, sudor y otras secreciones y
constituyen una defensa natural contra las infecciones bacterianas. Los jabones
muy básicos pueden neutralizar esta capa protectora. Las personas que tienen acné o una piel grasosa
deben tener especial cuidado de no castigar en demasía o eliminar esta capa con estos tipos de jabones.
El agua de las piscinas debe tener un pH adecuado para que nuestra piel no se vea afectada y por supuesto tampoco nuestros ojos si buceamos en ella. El valor del pH del agua de las piscinas debe estar comprendido entre 7,2 y 7,6. Así se evitan los "ojos rojos", algunos tipos de afecciones cutáneas… y si añadimos una adecuada cloración, mantendremos limpia y cristalina el agua así como también conseguiremos la destrucción de microorganismos como algunas bacterias y hongos. No seguir estas normas puede afectar gravemente nuestra salud si hacemos uso del baño en ellas.
Espero que lo aquí expresado sirva para demostrar
la utilidad e importancia que en nuestro devenir diario tienen sobre todo para
nuestra salud los conceptos de acidez y basicidad. Constituyen ambos, aquellos
hidróxidos y ácidos que en anteriores entradas he tratado de explicar y formular.
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