Aquí, en mi país, la celebración de los Reyes Magos es una fiesta en la que se derrocha ilusión. Todos los niños y los no tan niños reciben regalos. Hay una gran preocupación por dar al otro, todo lo mejor; satisfacer en lo posible todo lo que el otro desea, lo que lo llene de alegría y felicidad, lo que lo sorprenda y deje boquiabierto si está en nuestras manos.
La festividad de los Reyes Magos, como su nombre indica es mágica: Con ella se cierran las celebraciones de la Navidad; y los mayores, con la excusa de ver a los Magos de Oriente, llevamos a los mas pequeños a ver esas cabalgatas de la ilusión el día 5 de enero por la tarde.
Presenciamos junto a ellos y con su misma ilusión, el paso de las carrozas que las integran y que durante esa tarde y primeras horas de la noche desfilan por las calles de pueblos y ciudades dejando caer sobre ellas una lluvia incesante de caramelos y pequeños obsequios, maravillándonos a todos con su pomposidad y boato e inundándonos de toda la magia y felicidad que dicho desfile nos transmite en esos momentos.
Una vez terminada la cabalgata, procuramos recogernos y acostarnos pronto esperando la visita de estos Magos de Oriente durante la madrugada, con la esperanza de que inundarán nuestras casas con multitud de regalos.
Nuestro sueño es inquieto, nervioso.... pero cuando por fin rendidos, caemos en el sopor de ese sueño reparador hasta la mañana siguiente, dejamos nuestro cuerpo relajado y nuestra mente sumida en un no estar, en un no ser, en la inconsciencia. Al despertar, un estallido de felicidad nos inunda pues al levantarnos y deambular entre tantos globos y envoltorios con regalos vemos cumplidos con milimétrica precisión nuestros caprichos y deseos.
No he querido dejar pasar esta festividad sin más y he sentido el deseo de ofrecer a todos los que se acercan a este blog como regalo o presente, esta pequeña partitura para piano que aparece al principio de este escrito. La he titulado Juegos Orientales, y como subtítulo el de: “Entre tañidos de campanas”.
Con esto materializo la pequeña desazón que me impulsó a escribir este artículo en un principio, esperando os sea de alguna utilidad.
Si eres un alumno de música que estás trabajando los primeros cursos de este instrumento, te ofrezco la posibilidad de que puedas incorporar, si te apetece, esta partitura de poca dificultad cuando elabores tu primer repertorio.
Si eres un compañero ofrecerte esta partitura para que la utilices como mejor te parezca o bien no la utilices. Si la ejecutas, los alumnos que la auditen deben dejar correr su imaginación, montar su coreografía y disfrutar de ella.
Podéis también vocalizar las melodías o temas de esta partitura en la clase. Los que sólo la auditen con sus alumnos pueden efectuar un pequeño análisis en el que entre otras actividades deberán: Buscar el tema o temas, ver cuantas veces se repiten, si cada uno de los temas aparece en una sola voz o en varias. Llegar a ver en esta partitura que tanto su línea melódica como sus pilares armónicos están basados en una escala pentatónica, deberán sacar dicha escala, componer una melodía basándose en ese tipo de escala. En un principio utilizando el mismo tono más tarde en otro tono... etc.
Os deseo desde aquí todo lo mejor y me sentiré muy satisfecho si desde estos artículos puedo ayudaros en la ardua y difícil tarea de impartir una clase, hacerla amena, activa e interesante. Espero que este grano de arena unido a otros muchos sirva para desarrollar y fomentar en nuestros alumnos, el grado y frecuencia de su participación, el cultivo de su imaginación, de su sensibilidad y de su creatividad. En definitiva que nos encontremos llenos y cada día mas satisfechos realizando con ellos una noble tarea: la de educar, formar y enseñar.
P.D. No descarto la idea de orquestar esta partitura y ofrecérosla para una actividad de gran grupo. La realizaré para voz y orquesta Orff y muy pronto podréis acceder a ella.
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