Por las ilustraciones con que comienza este artículo se puede deducir que me refiero sobre todo a las clases de los alumnos más pequeños y que si observamos en profundidad, dejamos entrever en ellas, que casi nada en cualquiera de los contactos que se tienen con los alumnos a lo largo del curso se deja a la improvisación.
Todo está pensado; desde las diversas actividades que a lo largo de la sesión o sesiones se van a realizar hasta el tiempo que vamos a dedicar a cada una de ellas.
Para ello ha habido antes un trabajo previo en el que hemos programado el todo y hemos desarrollado cada unidad didáctica con un diseño sugerente, impactante y activo. La respuesta del alumnado a todo lo previamente programado determinará si los tiempos se mantienen o se acortan o si alguna actividad se suprime o por el contrario se debe iniciar otra nueva para subsanar cualquier problema que pueda surgir durante el desarrollo de la unidad.
De la misma forma se tiene hasta elegido el color con el que se va a confeccionar por parte de los alumnos el esquema rítmico de la lección. Dicho esquema surgirá de la observación que cada alumno realiza de la figuración que aparece en cada lección o melodías a trabajar a indicaciones del profesor.
Lo realizarán los alumnos en el espacio existente entre dos pentagramas, antes de colorear las barriguitas de los muñecos en escritura abreviada. Por no dejar nada al azar, tendremos determinado con antelación hasta el color con el que vamos a dibujar las líneas divisorias de dicho esquema.
Como se puede ver en las ilustraciones las distintas valoraciones del esquema van en color verde y en escritura abreviada y las líneas divisorias las realizan en color naranja.
Nuestra actividad con los alumnos puede comenzar con un simple dictado rítmico. En él se trabajará la figuración de la lección o melodía a estudiar; es decir, haremos el dictado del esquema rítmico de la lección que nos toque dar. Para ello sacaremos a un alumno a la pizarra que irá escribiendo al dictado dicho esquema mientras el resto del alumnado lo realizará en su cuaderno de trabajo.
Podremos indicar al alumnado que lo deben escribir sobre un monograma en escritura completa, sobre la primera línea de un pentagrama también en escritura completa o sobre el espacio comprendido entre dos pentagrama y en escritura abreviada como aparece en las ilustraciones.
A continuación una vez corregido lo trabajaremos con toda la clase de las diversas formas que se expresan más adelante en este artículo. Después repartiremos la hoja fotocopiada o tomaremos el libro de texto para seguir con la unidad una vez allanadas con este trabajo previo todas las dificultades.
Continuando con la observación de las ilustraciones vemos que toda la actividad comienza por regla general después de trabajar el esquema, con una ficha previamente fotocopiada que se reparte a los alumnos o bien se utiliza un libro o cuadernillo de música como texto al efecto.
Dicha ficha o página del libro de texto de música para mí, debe tener unas características especiales:
Debe estar concebida como el esqueleto o soporte de un conjunto de acciones que los alumnos bajo la dirección de su profesor como animador y conductor, puedan realizar. Durante el desarrollo de la clase cada alumno individualmente debe ir completando todo aquello que falte en el soporte papel a la vez que se va trabajando en gran grupo. Con ello, sin prueba o examen previo de un vistazo el profesor comprueba lo que cada alumno va entendiendo, a la vez que te confirma la atención y el trabajo que presta a todo lo que se va realizando a lo largo de la clase.
Cuando un alumno no entiende algo, no sabe completarlo, va a requerir tu ayuda o la de otro compañero. Se comienza por regla general con un esquema rítmico como he expresado anteriormente, que hay que trabajar como preparación de la lección o canción que terminaremos ejecutando con un instrumento generalmente, la flauta. El trabajo de dicho esquema se puede realizar con un abanico de instrumentos en el que la utilización de las sílabas Kodaly de inicio nos ayudarán a facilitar la tarea que estamos efectuando y que realizaremos tanto con los instrumentos corporales como con los de pequeña percusión.
El unir el recitado de estas sílabas Kodaly al golpeo sobre la superficie del pupitre con las falanges de los dedos índice, corazón, anular y meñique de la mano derecha, dará al alumnado un fácil acceso a nuevos conceptos y al afianzamiento de los antiguos de un modo intuitivo y activo a la vez que facilitará al alumno en su ejecución y comprensión.
El realizar la ejecución rítmica a la vez que contamos (un-o, do-os)… etc., con diferentes instrumentos corporales como: palmas, golpeo sobre el suelo con el pie derecho o el izquierdo, o con ambos a la vez.
La utilización de matices dentro del discurso rítmico para desarrollar no sólo el sentido rítmico sino también nuestra lateralidad así como el conocimiento y dominio de nuestro esquema corporal. Las valoraciones que se ejecutan con el pie o los pies que deben realizarse sin levantar los talones procurando esquisitez en el resultado, huyendo de cualquier síntoma de brutalidad o actitud chabacana. Ejecutar dicho ritmo con instrumentos de pequeña percusión como: los claves, con una caja china, con un sistro, crótalos, pandereta, pandero, maracas… etc. Todo ello va a contribuir al afianzamiento y dominio de esta materia.
Actividades como las que se expresan a continuación entre las que podemos citar las que nos llevan a las siguientes acciones:
A golpear la superficie de la mesa en la parte fuerte del compás y palmear en la parte débil.
A la utilización del “laleo” sobre un sonido dado por el profesor. Este recurso como nueva actividad se utiliza con preferencia cuando queremos que los alumnos midan o marquen el compás con la mano.
A la realización de ejercicios de eco rítmicos para subsanar cualquier problema que surja en algunos de los alumnos con las valoraciones que estamos trabajando es un recurso más que podemos añadir a todo lo programado cuando algo de ello nos falle o veamos que no estamos cubriendo con rigor los objetivos.
A la utilización de grupos o secciones de la clase para la alternancia de instrumentos. Para realizar este tipo de actividad, se comienza numerando los compases de la lección con lo cual quedan numerados los del esquema realizado por los alumnos y dividimos la clase en dos secciones. Se dota previamente a cada sección con un determinado instrumento y se le asigna para su ejecución bien los compases pares o los impares según se acuerde o determine entre todos.
La ejecución rítmica debe realizarse sin interrupciones; es decir, sin que se note que hay dos grupos que lo están interpretando. Permanece en silencio alternativamente la sección de la clase cuya ejecución del compás en ese momento no le corresponde, pero teniendo que estar pendiente de entrar a ejecutar el compás siguiente cuando la otra sección ejecutante en ese momento tengan que permanecer en silencio.
Todos estos juegos rítmicos, en los que la concentración y atención son indispensables, nos llevarán a la introducción de la nueva figuración que vaya apareciendo durante el desarrollo de la materia para afianzar al alumnado en el conocimiento del lenguaje musical, ineludible para trabajar y poder interpretar con rigor la lección o canción programada.
A los desplazamientos del alumnado por la clase, que se realizarán si el alumnado es de corta edad y ésta tiene unas dimensiones especiales para permitirlo. En esta nueva actividad, utilizaremos el paso normal para la negra, de puntillas o paso corto para la corchea, y para ejecutar los silencios de negra, nos quedaremos quietos llevándonos el dedo índice de ambas manos a la boca a la vez que siseamos.
De este modo completamos una serie de gestos que constituyen una forma muy divertida de ejecutar los primeros esquemas rítmicos.
Al final utilizando la quironomía bien de Kodaly o la de Ward para afianzar los sonidos y su entonación daremos fin a a la serie de actividades que realizaremos con cada lección y que completaremos como justificación de todo lo realizado con su ejecución a la flauta.
En sesiones posteriores seguiremos incidiendo sobre todo lo expuesto mediante dictados en los que introduciremos algunas variaciones para no resultar monótonos por lo de repetitivos que debemos ser para conseguir los objetivos propuestos y realizaremos las actividades que nos propone el libro de texto, afianzando los contenidos al ir completando y desarrollando la unidad.
Evitaremos esa monotonía introduciendo algo de la grafía de Willems para trabajar también sucesiones sonoras que se salen del ámbito interválico de nuestras escalas utilizando entre otros, la flauta de émbolo o nuestra propia voz.
Todo ello nos llevará a conseguir los objetivos propuestos que en definitiva van encaminados hacia el objetivo final que es: enseñar música.