miércoles, 25 de marzo de 2009

La importancia de la audición en la educación musical.






Hoy día es importante saber escuchar; por ello, toma gran relevancia la audición dentro de la educación musical. Estamos en una sociedad en la que queremos hacer muchas cosas a la vez y no prestamos la debida atención a nada en concreto. Queremos leer a la vez que escuchamos una música de fondo y atendemos la tostadora para que el pan de nuestro desayuno o merienda no se nos queme, mientras diluimos el azúcar que va a endulzar nuestro café, sucedáneo o vaso de leche. De esta forma no conseguiremos realizar todas estas actividades con un mínimo de perfección; o se nos quemará el pan, o no nos enteraremos bien de lo leído, o derramaremos el café o la leche al agitar con la cucharilla, o, sin lugar a dudas, no estaremos prestando atención en realidad a la pieza u obra musical que en ese momento podemos estar oyendo.


La música es un arte en el tiempo; las series sonoras que se suceden en un espacio temporal no son las mismas que las que van a dejarse oír en el que le sigue, y si no estamos pendientes a lo largo de todo el discurso musical pues nuestra atención la tenemos que repartir en actividades isócronas, no nos estaremos enterando de nada.


El hecho de estar en varios frentes, realizando o participando en actividades paralelas nos lleva a no disfrutar con demasiada frecuencia de un momento de relax, de pausa. Los individuos integrantes de esta sociedad, al parecer, nos vemos incapaces de emprender otras actividades en las que el silencio, la tranquilidad, la música suave, la serenidad y una gran calma en el ambiente, sean las notas características que las adornen y sean capaces de envolvernos llevándonos al descanso, a desconectar de las tareas cotidianas.


Desde hace varias décadas viene siendo cada vez mas frecuente la asistencia a espectáculos, conciertos en vivo, discotecas... en las que el público no sólo asiste como mero espectador sino que se mueve y trabaja tanto como los que actúan en el escenario. Charlan y comentan con el de al lado o con el grupo de amigos con el que van a éstos macroconciertos cualquier incidencia, chillan, vociferan, llevan el ritmo con el cuerpo, bailan, cantan las letras de las canciones...


Es por ello, entre otras causas por las que en dichos espectáculos se abusa de los vatios, ya que, lo que se ejecuta en el escenario sería inaudible para el público asistente debido al ruido que este mismo genera. Complementando al watiaje y para que el clima sea aún más llamativo, se llena el escenario de efectos luminotécnicos, cañones de humos y un sin fin de efectos especiales para aún más deslumbrar al numeroso público que las más de las veces parece estar inmerso en una extraña y frenética actividad, que con toda seguridad para un observador externo, en ciertos momentos, resultaría ajena a todo lo que se está desarrollando en el escenario.

Se hace indispensable educar desde pequeños a los futuros consumidores de este tipo de eventos. y de los materiales audiovisulaes que éstos generan. Por ello es relevante el papel de la audición musical dentro de la educación artística y en concreto de la educación musical. El profesor de educación artística tiene que concienciar al alumnado de la problemática que origina la contaminación en este caso acústica. Como toda contaminación provoca en el ser humano y en la sociedad graves problemas que afectan generalmente a nuestra salud; a nuestro sistema nervioso y en particular a nuestro oído, llevándonos sin lugar a dudas a una generación de sordos por el mal uso de los aparatos de reproducción musical y el abuso de los decibelios.

Así como he dicho al principio, toma gran importancia la audición; es un aspecto de la educación artística en concreto de la educación musical que nos prepara y nos enseña a oír, a escuchar. Para ello se requiere que nuestra atención no sea dispersa y durante las audiciones musicales se dan una serie de normas y se trabajan unas estrategias que nos hacen estar atentos y prestos a captar todo lo que se esta desarrollando. Todo lo que aquí se trabaja puede servirnos para otras actividades a lo largo y ancho de nuestra vida. Nos prepara para que podamos valorar entre otras cosas el silencio, el poder de concentración, la atención, la sensibilidad y nos hace disfrutar de una actividad intelectual sosegada.


Este silencio nos ayudará a que sepamos escuchar, seamos sensibles y receptivos no sólo en el plano musical sino en cualquier actividad que desarrollemos a lo largo de nuestra vida. Potenciará nuestra capacidad de asimilación y en definitiva nos impulsará a emprender un conjunto de actividades tan sólo por el simple goce o como alimento de primera necesidad.


Para la audición musical y sobre todo para educarnos en ella podremos utilizar:




Una serie de recursos metodológicos como:

1. El cuento o narración.

2. El musicograma.

3. El musicograma con las distintas valoraciones.

4. La partitura de un tema en concreto o de los diferentes temas.

5. Material y aparatos reproductores.




Entre el material y aparatos reproductores podemos utilizar:

1. Un aparato reproductor de CD o de cintas o, un reproductor de DVD.

2. Un cañón de audiovisuales para una presentación audiovisual sobre la audición en concreto. .

3. Un PC u ordenador portátil para una presentación en PowerPoint.

4. Un aparato de radio si es una retransmisión de un programa en directo que después vamos a comentar...

5. Instrumentos de pequeña percusión y los propios corporales para trabajar ejecutando tanto el pulso en unos como el ritmo en otros según hallamos convenido con anterioridad a la audición para así trabajar en el grupo clase la diferenciación y el reconocimiento de los diferentes temas de la pieza auditada según vayan apareciendo.




También podremos incluir un material previamente elaborado por grupos de trabajo de la propia clase con unos objetivos previos o posteriores a la audición.

1. Una presentación de diapositivas seleccionadas, confeccionadas y realizadas por alumnos.

2. Partituras con los temas para su trabajo previo a la audición en donde podremos trabajar el ritmo, la lectura medida, la lectura entonada ... la propia flauta.

3. Diferentes narraciones realizadas en dibujos o viñetas relativas al argumento de la obra que se va a auditar o sobre una ya auditada y que volvemos a retomar de repaso.

4. Presentación de instrumentos que intervienen en los diferentes temas explicando sus características, historia...

5. Distintos tipos de musicograma, Un musicograma con valores... etc.


Como podéis observar en las ilustraciones de este artículo no sólo aparece la partitura de uno de los temas, concretamente el tema B, con la que podremos trabajar una serie de aspectos del lenguaje musical. También os presento un musicograma con valores de dicho tema al que algunos han llamado "Logicograma". Con este tipo de musicograma se pueden realizar una variada gama de actividades que reforzarán también distintos aspectos en el aprendizaje de nuestros alumnos, y, al utilizar el color en la representación de los distintos sonidos que aparecen en el tema estamos utilizando otro de los recursos que en música facilitan la comprensión, localización y asimilación en lo que a reconocimiento de sonidos se refiere. Por último, el musicograma completo con rectángulos de esta pequeña obra en la que se pone de manifiesto no sólo el número de temas que integran la obra y el orden de aparición de los mismos, sino las veces que cada uno de estos temas se repite y la mayor o menor duración de éstos.


ADENDA. Debido a la imposibilidad de insertar nuevos párrafos en este artículo ya que se me avisa de errores en mi HTML, y que por más intentos que hago no lo consigo, valga esta adenda o añadido para engañar a este severo guardián y poder expresar lo que en realidad quiero en los que serían los párrafos sexto y séptimo de este artículo.

"Se hace indispensable educar desde pequeños a los futuros consumidores de este tipo de eventos y de los materiales audiovisuales que éstos generan. Por ello es relevante el papel de la audición musical dentro de la educación artística y en concreto de la educación musical. El profesor de educación artística tiene que concienciar al alumnado de la problemática que origina la contaminación en este caso acústica. Como toda contaminación provoca en el ser humano y en la sociedad graves problemas que afectan generalmente a nuestra salud; a nuestro sistema nervioso y en particular a nuestro oído, llevándonos sin lugar a dudas a una generación de sordos por el mal uso de los aparatos de reproducción musical y el abuso de los decibelios.


" Así como he dicho al principio, toma gran importancia la audición en primer lugar porque a través de ella nutrimos nuestro conocimiento y nos capacita para la improvisación. En segundo lugar porque es un aspecto de la educación artística y en concreto de la educación musical que nos prepara para oír, escuchar. Para ello se requiere que nuestra atención no sea dispersa. Durante las audiciones musicales, se dan una serie de normas y se trabajan unas estrategias que nos hacen estar atentos y prestos a captar todo lo que se esta desarrollando.

Todo lo que en las audiciones se trabaja, puede servirnos para realizar con éxito otras iniciativas a lo largo y ancho de nuestra vida. Nos prepara para que podamos valorar entre otras cosas el silencio, el poder de concentración, la atención, la sensibilidad y nos hace disfrutar de una actividad intelectual sosegada. Este silencio nos ayudará a que sepamos escuchar, seamos sensibles y receptivos no sólo en el plano musical sino en cualquier otra disciplina. Potenciará nuestra capacidad de asimilación y en definitiva nos impulsará a emprender un conjunto de actividades tan sólo por el simple goce o como alimento de primera necesidad.





martes, 3 de marzo de 2009

¿Excesiva permisividad? ¿Represión a ultranza?


¿Excesiva permisividad? ¿Represión a ultranza?

¿Somos excesivamente permisivos con los niños? ¿Es el mundo del niño un espacio separado del mundo de los adultos del que se puede salir o entrar por conveniencia? ¿Hay dos mundos distintos o un solo espacio que necesariamente debemos compartir? ¿Debe el adulto soportar estoicamente todo el ruido que los pequeñines puedan dar por simple comodidad o por el contrario, debemos aunque nos cueste razonar con ellos hacerles caer en la cuenta de que sus gritos pueden molestar y resultar desagradables a otros? ¿Pueden los niños jugar y divertirse sin llegar a ser por el volumen de sus gritos un castigo para ellos mismos y como no para los adultos? ¿Es el mundo del niño un espacio por el que éste puede transitar sin normas ni reglas?

Son preguntas que me formulo cuando después de lo vivido el otro día al entrar en uno de esos establecimientos de comidas rápidas, quedé totalmente atrapado por un lado por la necesidad de ingerir algo que aplacara mi apetito y el de los que iban conmigo y por otro, por la rapidez del servicio que mientras me preparaban la parte sólida solicitada me habían colocado sobre unas bandejas, las bebidas, refrescos, cubiertos y servilletas.

No habíamos hecho más que dirigirnos hacia la mesa que habíamos elegido con anterioridad a realizar nuestro pedido en el mostrador llevando todas las viandas y bebidas adquiridas en dos bandejas, cuando reparé en el rostro de desagrado del familiar que nos estaba esperando en la mesa hacia la que nos encaminábamos. El rostro de desagrado de este familiar se debía al griterío ensordecedor que salía de la parte central del establecimiento que no quedaba muy apartado de donde habíamos elegido ubicarnos.

Dicha algarabía era producida por unos pequeños que jugaban en un recinto preparado al efecto con una cantidad ingente de bolas y otros utensilios a la vez que se desplazaban por unas escaleras que los situaban a distintos niveles. Los niños que se divertían en su interior, mediante la utilización de rampas, podían deslizarse cambiando de posición con toda rapidez entre un ensordecedor griterío.

No habíamos reparado ninguno de nosotros al entrar en el establecimiento en este habitáculo central transparente por múltiples razones: Por la premura en saciar el apetito que nos acuciaba, porque veníamos todavía envueltos en el ruido y barullo que acompaña al ir y venir de las personas deambulando por las calles, por el ruido de los motores de los coches y autobuses de línea, por el frenético deambular por los distintos stands y plantas de los grandes centros comerciales, por el volumen de los anuncios de la megafonía, por el propio cansancio que nos invadía...o, porque en el momento de nuestra entrada dicho habitáculo estaba vacío de niños y en silencio.

Siguiendo con mis observaciones, reparé en que dicho habitáculo estaba abierto por su parte superior y a través de sus paredes laterales podía verse y oírse todo lo que en su interior acontecía.

Era un pequeño recinto situado en el interior del amplio salón en el que nos encontrábamos. Un espacio dedicado exclusivamente a los pequeños y separado por una especie de cristalera sin techar en donde mientras saltaban, tirándose sobre un mar de bolas, se despachaban pegando gritos desaforados, al menos unos seis u ocho niños mientras sus padres tranquilamente, sin inmutarse, haciendo caso omiso al escándalo, gozaban de las llamémosle excelencias alimenticias de este local a la vez que animadamente conversaban.

Ninguno de los adultos que tenían uno o varios niños en ese paralelepípedo central transparente se aproximó para pedir a sus niños en concreto que jugaran pero sin formar tanta algarabía. Nadie hizo razonar a esos niños que podían seguir jugando de la misma forma pero sin formar tanto jaleo, sin dar tantos gritos y chillidos.


Creo que los niños deben jugar y divertirse, que deben desarrollarse en un clima de libertad desde pequeñitos, que no se les debe coaccionar ni intimidar, pero por supuesto de ninguna forma se puede dejar que hagan lo que les de la gana, sin ninguna norma y sin tener en cuenta a los demás.


Un clima de libertad mal entendido nos va a llevar a hacer de ellos unos seres egoístas que viven para sí sin tener en cuenta a los que les rodean. Si desde pequeños hasta que se incorporan a la sociedad como miembros activos los dejamos caminar a su antojo, no nos deben sorprender algunas conductas ya que prima más a nivel general la comodidad que un serio y responsable laborar con ellos basado en una praxis educativa.


Praxis que debe valorar no solo el momento, las circunstancias y sus consecuencias tanto inmediatas como a posteriori. Nuestras actuaciones en este campo deben ser benefactoras tanto para el que las aplica como para a quienes van dirigidas pues nadie es perfecto o está exento de cualquier terapia educativa.


Por supuesto que atendiendo al titulo del artículo, debo denunciar que si hay excesiva permisividad. Debemos ser permisivos pero con normas que ponen limite a esa permisividad y la regulan. Represión a ultranza, no; de ninguna manera. Pero si debemos reprimir ciertas conductas con la lógica de la razón y utilizando el diálogo para entre ambas partes llegar a analizarlas y encauzarlas debidamente. Todo esto debe hacerse siempre desde una edad temprana hasta el final de nuestros días.